Hay un pequeño teatro, y una chica menuda y frágil que susurra intimidades, guitarra en mano, sobre un escenario.
En primera fila se sientan los patrocinadores del evento.
Ellos son los que pagan y no dejan de demostrarlo: sacando sus blackberrys, chocando sus copas, subiendo el tono de voz por encima del de la cantante y haciendo comentarios machistas. Algunos muestran un sospechoso bamboleo de mandíbulas. Todos parecen estar muy satisfechos consigo mismos.
Cuando soy espectadora de cosas así, me reafirmo en mi idea de que jamás podría ser una mujer de negocios.
viernes, 16 de octubre de 2009
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2 comentarios:
Hay gente que no se la puede sacar de casa, ¡qué poco saber estar!. No sé si sólo me pasa a mí porque soy un tanto peculiar, pero cada vez siento más rechazo hacia todos esos objetitos hipertecnológicos que pretenden vendernos como imprescindibles para nuestro día a día (léase blackberries, iphones y demás). Puedo entender que alguien lo necesite por curro, pero por el puro placer de tener una maquinita que te haga de todo, para estar "siempre conectado"...en el fondo te están vendiendo esclavitud...y no sé porqué te he soltado todo este rollo, pero lo solté ;)
Hey, gracias por el coment, copys unidos del mundo...
Yo siempre he sido un impresentable y esa gente me chifla... debe ser cansado estar siempre exquisitamente a la última... quizás por eso no hago negocios ni en ebay.
Sigue escribiendo!
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