jueves, 22 de noviembre de 2007

Pontejos

Resulta curioso observar cómo un lugar que es el templo a la feminidad absoluta está gobernado exclusivamente por hombres. Quizás, y pecando de ese machismo jocoso de Umbral (que adoraba a las mujeres), es la ley del gallo en el gallinero.
Es asombroso el derroche de colores, formas, tamaños y materiales que pueblan las sólidas estanterías de madera. El control absoluto de los dependientes sobre miles de minúsculas piececitas de plástico, nácar, metal, tela, strass… a precios tan diminutos como su tamaño.
Tienen, estos hombres, un estricto inventario mental que les lleva a ubicar el botón de marras en su cajoncito exacto. Saben en qué botecito de cristal duerme cada abalorio, cada cremallera, cada adorno. Y así hasta el infinito.

Esta mercería huele a matriarcado, a secretos de costura que pasan de generación en generación, a sabiduría femenina y a abuelas que acuden con sus nietas de abriguito de terciopelo granate con botones forrados.
Los objetos esperan ansiosos, destinados a metamorfosear y embellecer las prendas de las compradoras.
Es, en definitiva, el lugar donde me gustaría pasar las tardes de Invierno si no trabajase en una agencia de publicidad.

Mujer de reserva


Ella es como el vino: mejora con los años. Ha madurado en la barrica de la experiencia y hoy desprende el aroma de la belleza natural, dejando el poso suave de las personas que se sienten bien en su piel. No siempre fue así. Por eso, hoy, la serenidad es lo más parecido que conoce a la felicidad.

*Microrelato participante en el Concurso de Microrelatos Felices Bodegas Martín Berdugo.



miércoles, 13 de junio de 2007

Aquellos días de colegio


En una reunión de antiguas amigas que pretendían seguir siéndolo, permanecía latente el desfase temporal bajo sonrisas mecánicas, pompas de jabón y flashes.
Unos instantes de conversación absurda despertaron en ellas la ilusión de que la complicidad de antaño había vuelto:

-Lo que más odio es que me pongan el culo.
-¿Que te pongan el culo?
-Sí, cuando estás en un bar y notas el cuerpo de un desconocido rozándote, arrrggg.
-¡Es asqueroso!
-Yo… no sopoorrrto que me toquen la cabeza.
-¿Y tú?
-Mmmmmm… lo que más odio es que comenten si he adelgazado o engordado. Y lo que más me gusta es… dormir y comer.
-Sí, es una buena elección.

Pero era sólo eso: la ilusión de recuperar el entusiasmo de la adolescencia.

lunes, 28 de mayo de 2007

Cuando algo te agarra dentro

Foto: Alberto García-Alix

Almudena leyó a Nabokok y creo una Lolita castiza y moderna del Madrid de los 80. Se llamaba Lulú.
Cohen descubrió a Tolstoi y se hizo una madame irreverente, caprichosa, exaltada e ingenua de la Suiza previa a la Guerra. Llamó Ariane a su Ana Karenina revisitada.
Cuando un personaje te agarra dentro, se crea en ti una capacidad visionaria para inventar almas paralelas en otro tiempo, en otro lugar.
Porque los tiempos cambian, pero las personas no


lunes, 26 de marzo de 2007

Partidos


Alicia y su hermano siempre habían estado partidos por la mitad, que yo recuerde. Para mí esto nunca supuso un problema, ya que, por lo demás, eran amables y divertidos.
Pero a los otros niños no les gustaba que intercambiasen sus mitades para sentarse en el autobús. Decían que aquello no era normal y que no sabían a quién saludar primero. Así que no tenían muchos amigos.
Hace unos días me los crucé, después de mucho tiempo. Estaban muy serios, y lo más sorprendente: completamente enteros.
Dicen que sus padres los llevaron a Houston. Desde entonces ya no son divertidos.

martes, 20 de marzo de 2007

Sobre el Pop


Para atrapar la sensación de luminosidad cegadora del mejor verano de tu adolescencia, para arrastrarte estrepitosamente hacia la euforia romántica del primer amor, se necesita mucho talento.

Hay canciones cuyas melodías tienen un poder evocador próximo a lo que se conoce como regresiones en la hipnosis.

Por eso, los que desprecian la música pop como un género “menor” están equivocados.