martes, 28 de abril de 2009

3000 visitas... y parece que fue ayer


Parece que fue ayer cuando me decidí a hacer algo con mi vida. O a dar un pequeño paso para empezar a hacer algo.

En el sector publicitario,
hacer algo es una expresión recurrente que alude a la satisfacción de la creatividad a nivel personal, lejos de agencias, exigencias comerciales y clientes.
Es una expresión algo vaga, también, que denota el anhelo de escapar de la rutina y la decepción con la profesión; pero que al mismo tiempo no se dice con mucho convencimiento… una ambición perezosa, si es que puede existir tal cosa.

Rondan por las agencias leyendas y mitos sobre aquellos que lograron escapar de las fauces del marketing y dedicar su vida a ser guionista, al diseño delicatessen, a publicar novelas o a poner un negocio original. Son esos héroes a los que se admira y se envidia en secreto. Los que consiguieron lo que parecía inalcanzable:

El Gran Salto hacia la Gloria.

Ellos simplemente lo hicieron.

El mejor ejemplo es
Frédéric Beigbeder, creativo brillante que fue fulminantemente despedido de Young&Rubicam tras la publicación de su corrosiva novela 13,99 euros, que pone en evidencia todos lo vicios, los pecados y el vacío de la profesión. Un éxito de libro. La venganza definitiva, vaya. La mayoría de los creativos somos incapaces de reconocerlo y preferimos decir que el libro es una mierda o que parece que lo escribió un adolescente. Pues mire, a mí me gustó.

En esta línea, creo que
escribir este blog es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Empecé sin muchas esperanzas, en secreto, publicando las entradas con los ojos entornados, a trompicones; lo suficientemente rápido como para no arrepentirme después. Con muy poca fé y muy poco criterio, sin tener ni idea de lo que estaba haciendo y con bastante miedo. Después empecé a ver que la cosa se ponía en marcha, olvidé mis prejuicios y temores y empecé a escribir lo que me daba la gana en cada momento. Y lo mejor: a disfrutar con ello.

Hoy, saber que hay gente que me sigue, leer vuestros comentarios cariñosos o enterarme de que un antiguo amigo de la facultad ha llegado hasta aquí por casualidad me llena de ilusión.
Este blog es mi primer paso Chispas hacia ese anhelado
hacer algo con mi vida. Un tímido acercamiento, pero un acercamiento al fin y al cabo. Un pequeño ritual que me llena de ánimo.

La Chica Cortocircuito ha superado la barrera de las 3.000 visitas.
Es mucho más, mucho mejor de lo que podría haber imaginado.
Muchas gracias a todos por vuestro tiempo y vuestro interés.
Significa mucho para mí.
Gracias. De corazón.

viernes, 24 de abril de 2009

City Girl

No lo puedo evitar: soy un animal de ciudad. Tengo fantasías recurrentes con bucólicos veraneos en el campo, pero a los cuatro días en el pueblo ya estoy que me subo por las paredes. El asfalto es mi territorio.

Además, soy una gran observadora, mis ojos devoran a todo aquél que se me cruza.
La combinación de estas dos características de mi personalidad convierten mis paseos por Madrid en un auténtico festival de percepciones. Me encanta fijarme en la gente de la calle, imaginar cómo serán sus vidas y sus más oscuros secretos. Me divierte infinito.
Si algo le sobra a Madrid es gente, así que mi hambre de observación se ve saciada con creces.

Aquí un esbozo del tipo de pensamientos que me asaltan en el trayecto casa-trabajo un día cualquiera:

-Ésa se está divorciando.
-Acaba de llegar a la ciudad.
-Está con él por la pasta.
-Yo diría que se quieren de verdad.
-Parece un verdadero encanto, me gustaría ser su amiga.
-Anda metido en malos rollo, fijo.
-El pobre está muy sólo desde que murió su mujer, y sus hijos quieren enviarle a una residencia.
-Vive sola con cuatro gatos en una buhardilla empapelada con mariposas y muebles de forja.
-El de la perilla es un artista frustrado.
-La señorona del visón es de la que piden que se lo corten fino en la charcutería.
-Todavía no ha salido del armario.
-Está arruinado y no lo quiere reconocer.
-Todo lo que tiene se lo merece.
-Es un bellezón, y lo sabe.
-El del traje se tiene en alta estima a sí mismo.
-Odia a todo el mundo.
-Le gustaría ser otra persona.
-Quiere ser la más guapa de la fiesta.
-Ésa siempre es la más guapa de la fiesta.
-Sin duda viene de una sauna después de cuatro días de fiesta.
-No se habla con su hermana.
-¿A que está liado con su secretaria?
-Va de compras para curar su ansiedad.
-Parece buena gente.
-Es comercial y está desesperado.
-Le pone los cuernos.
-Parece feliz, ¿cómo lo hará?
-Tiene toda la pinta de haber sido el pardillo de la clase, y ahora se venga a golpe de gimnasio.
-Trabaja en una revista de moda... pero le pagan 600 euros al mes.
-Aquél ya no sabe qué hacer para ser diferente.
-Vive obsesionada con su ex.

miércoles, 15 de abril de 2009

París


París es la ciudad de la belleza. Hablamos de la belleza absoluta, en un sentido casi metafísico. La belleza de Kant y de Platón. La belleza que no entiende de modas y no tiene fecha de caducidad. La verdadera belleza.

París es un lugar evocador, que provoca sensaciones encontradas. El visitante sensible oscilará entre un leve síndrome de Stendhal, la felicidad y una extraña melancolía.
Más de una vez sentí cómo se me humedecían los ojos ante la grandeza de lo que me rodeaba, invadiéndome cierta sensación de pérdida por lo no vivido. Me imaginé siendo una estudiante de La Sorbona, paseando por Le Marais; cosas todas ellas que ya no corresponden a mi edad, y que seguramente ya no podré realizar.

A ese tipo de sensación me refiero. Almódovar dice que este sentimiento de pérdida le acompaña en todos sus viajes, supongo que somos los dos un poco adictos a la malegría, como la llama Manu Chao.


París ostenta una belleza tan eterna, tan rotunda, que nos hace sentirnos insignificantes, como hormiguitas que están de paso en este mundo. Es un wow! continuo, y te sientes afortunado por poder participar de ello, aunque sea como turista. De ahí la felicidad.


Los parisinos son naturalmente elegantes, sin estridencias, con esa presencia magnética de las personas que se sienten bien en su propia piel. Debe ser la ciudad con más bolsos de Louis Vuitton y zapatos de Jimmy Choo por metro cuadrado. Pero no se trata de eso. Es algo que está en el aire, en las jovencitas con zapatillas y foulards, en el caminar de los viadantes, en los repartidores de pan en bicicleta y en las altivas señoronas.


En París te pueden ocurrir cosas como asomarte al Sena y encontrarte al mismísimo Kaiser de la moda en plena sesión de fotos para Fendi, colarte en un club súper exclusivo o comerte un pastel de pétalos de rosa en un salón de té versallesco.

París es así.

París es maravilloso.

martes, 7 de abril de 2009

Joder, qué estilazo.


Mañana me voy a París ... ¡oh la la!
Mientras, os dejo con el blog de una
chica de la Rive Gauche que me ha dejado boquiabierta.
Eso
es estilo.

Por lo que veo, me queda mucho por aprender de las parisinas. Intentaré tomar nota de todo lo que pueda e inspirarme en sus looks.
Claro que cuando a una le toca arreglarse en diez minutos para ir corriendo a la agencia, la inspiración se queda en el fondo del cajón de los calcetines desparejados.


Me despido antes de empezar a divagar.
A la vuelta os informo.
Buen viaje si os váis.

Besos,

María Antonieta

lunes, 6 de abril de 2009

10 Cosas que me habría gustado que me contaran sobre el mundo laboral


Cuando empecé a trabajar no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar, y estaba profundamente equivocada respecto a lo que en realidad es el mundo de la comunicación y la vida profesional en general.
Aunque todavía me queda mucho por aprender, he aquí diez consejos para los polluelos que se asoman por primera vez al abismo del crudo mundo laboral.
No son mejores ni peores que otros, pero sí son los que a mí me habría gustado que me dieran hace unos añitos. Sin duda me habrían ahorrado muchas decepciones y disgustos.


1. Lo primero:
cree en ti, cree en ti y cree en ti. No lo olvides jamás. Nadie va a dar un duro por ti y tú tienes que ser tu mejor representante.

2. Es imposible
caerle bien a todo el mundo. Cuanto antes lo aceptes, menos sufrirás.

3. De igual manera, siempre habrá gente con la que tú no tengas
feeling. Disimula. Lo justito.

4. Hay un
punto intermedio entre ser pusilánime y ser arrogante. Yo todavía lo estoy buscando. En mi opinión, puestos a pecar, mejor que sea de lo segundo. De lo contrario te tomarán por tonto o tonta. Y eso es lo peor que te puede pasar.

5. Como dijo
Madonna, puedes conseguir lo que te propongas si lo deseas con la suficiente fuerza. Yo me lo creo, siempre he sido muy americana en ese sentido. Estoy en ello, todavía.

6.
Hay dos tipos de personas: las que valen la pena y las que no. Confía en tu instinto. Acércate a las primeras y aléjate de las segundas.

7. Intenta que no te afecten demasiado
las críticas. Siempre estarás expuesto a ellas y siempre habrá gente que querrá hacerte daño. Lo importante es que no lo consigan. Recuerda: cree en ti.

8.
No existen los adultos como tal. Una oficina no es tan distinta de un patio de colegio. Las neuras y traumas de cada uno pueden provocar las situaciones más absurdas y menos profesionales del mundo.

9. No pasa nada si te equivocas. Todo el mundo mete la pata.
Aprende de tus errores.


10. Y por último, pero no por ello menos importante:
es sólo un trabajo. La vida es otra cosa.

jueves, 2 de abril de 2009

Carta a una adolescente


Porque yo también fui

Las mechas rubias
Y los modelitos imposibles.

Los kilos
Y las dudas.

Los cientos de conocidos
Y los pocos amigos.

Las discotecas
Y los portales.

La madrugada
Y la condición errante.

Sólo quería decirte que después de la marea
Te encontrarás contigo misma, al final.

Sin despedirte nunca del todo de esa yo que eres ahora.

Y serás mucho más feliz
y te aburrirás un poco más.