miércoles, 13 de junio de 2007

Aquellos días de colegio


En una reunión de antiguas amigas que pretendían seguir siéndolo, permanecía latente el desfase temporal bajo sonrisas mecánicas, pompas de jabón y flashes.
Unos instantes de conversación absurda despertaron en ellas la ilusión de que la complicidad de antaño había vuelto:

-Lo que más odio es que me pongan el culo.
-¿Que te pongan el culo?
-Sí, cuando estás en un bar y notas el cuerpo de un desconocido rozándote, arrrggg.
-¡Es asqueroso!
-Yo… no sopoorrrto que me toquen la cabeza.
-¿Y tú?
-Mmmmmm… lo que más odio es que comenten si he adelgazado o engordado. Y lo que más me gusta es… dormir y comer.
-Sí, es una buena elección.

Pero era sólo eso: la ilusión de recuperar el entusiasmo de la adolescencia.

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