martes, 30 de junio de 2009

Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó para sí misma





Impagable declaración de La Agrado, travesti de buen corazón que nos conquistó en Todo sobre mi madre. Una verdad como un templo que encierra una manera muy particular de ver la vida, que es también la mía.

Siempre me ha fascinado la capacidad de sacrificio e irreductible fuerza de voluntad de esos hombres que dedican hasta su último aliento a convertirse en mujeres. Esas niñas que nacen encerradas en el cuerpo de un niño y que sufren interminables dolores y renuncias para llegar a ser lo que soñaron para sí mismas. Es asombroso cómo algunas logran vencer a la naturaleza y se convierten en mujeres esculturales de curvas perfectas. Creo que es una clara muestra del poder de la voluntad humana. Quizás la más evidente y rotunda.

Yo pienso que una debería parecerse a lo que deseó para sí misma. La vida no tiene sentido si no tienes un proyecto por el que luchar. Me gusta la gente peleona, que persigue sus sueños, inasequible al desaliento. Como los travestis de la calle Fuencarral, que pasean orgullosos el espectacular resultado de su particular batalla vencida.

Bravo.

Norman Mailer dijo que a las rubias de verdad se las reconoce porque son teñidas: son rubias de corazón y de espíritu, quieren ser rubias hasta el final, con todas sus consecuencias. Pueden llegar a ser más auténticas que las rubias naturales.


Por eso hoy quiero deciros a todos:

Felicidades a lo que eres, no a lo que fuiste.



p.d. Siento haber tardado tanto en actualizar. Ando ocupada con asuntos muy poco líricos, como reformas y decoraciones. Prometo ser más buena.