miércoles, 20 de agosto de 2008

Bizarrismos


De todos es conocido el poder terapeútico de la música. A veces encuentras la melodía o las palabras exactas que describen lo que estás sintiendo. A veces un reef de guitarra te evoca experiencias que creías haber olvidado.
Alguien da forma a aquello que te parecía imposible descifrar en tu interior, y es el mayor consuelo y el mejor bálsamo para dejar de sentirnos, al menos por un momento, incomprendidos, complicados, frikis, desgraciados o solos en el mundo
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Hay gente que hace música mágica e indescifrable, y algunos grupos noveles del panorama nacional encajan ahora mismo en esa categoría.

McEnroe son melancolía pura en vena. Cada tema provoca un estado de ánimo más extraño que el anterior, con letras cotidianas que hablan de desamor y de parajes desérticos.


Triángulo de Amor Bizarro han creado con su Fantasma de la transición la mejor y más sutil apología del espíritu adolescente, de las primeras aventuras nocturnas, de aquella pureza que nos dejamos en el camino. De la primera vez, en definitiva.

Vetusta Morla tiñen sus letras de un algo cinematográfico, que no sabes muy bien dónde te lleva, pero en cualquier caso es un lugar que te resulta familiar. Escucharles es como experimentar un déjà vu.

Los Punsetes, como solían hacer Los Smiths, interpretan trágicamente las letras más absurdas. En el fondo no se toman demasiado en serio, así que pueden decirte que quieren “morir en una discoteca llena de maricas” como si de una terrible confesión se tratase. Resulta muy evocador.

Es un alivio saber que todavía gente especial en el mundo
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